5 de enero de 2015

NOCHE EN LA CUMBRE DE PEÑA SALÓN ( 04-01-2015 )


    Cuando algo te gusta y pones en ello todo el sentimiento  no hay nada que se te ponga por delante, los problemas desaparecen y siempre se encuentra un resquicio para seguir adelante. Es lo que pasa cuando la montaña, la naturaleza y los buenos ratos con los amigos se han tomado el timón de tus sueños e ilusiones.
 
      Hace unos días habíamos hablado para hacer alguna actividad de nieve por Picos pero como las condiciones no eran nada buenas tiramos de recursos y no nos costo mucho encontrar una alternativa. Como la previsión meteorológica era buena pensamos en subir a una cumbre en busca de un atardecer bonito y nos decantamos por Peña Salón. 
   Comenzamos a caminar al medio día desde el pueblo de Casielles con la intención de llegar a la cumbre con tiempo de montar la tienda y disfrutar con calma del atardecer.
    Durante la subida vemos a lo lejos a  un grupo de gente que nos parece que van corriendo. Reflexionamos a cerca de la diversidad de filosofías de entender el monte que se dan hoy día. Hoy porteando nuestras voluminosas y pesadas mochilas sin más objetivo que disfrutar del paisaje y la compañía nos resulta curioso el afán por coleccionar cumbres, sumar metros y romper los cronómetros que tan de moda está hoy día. Quizás mañana seamos nosotros los que vayamos corriendo, pero hoy nos llama la atención.

    Entorno a las cuatro y media de la tarde ya hemos montado la tienda y preparado todo lo necesario para que las cámaras de fotos comiencen a capturar todo aquello que nuestras retinas grabarán para siempre en nuestra memoria. Solo nos queda preparar una infusión y sentarnos a disfrutar viendo como poco a poco cae el sol.
 La Peña Santa como suele ser habitual se muestra arrebatadora con la fiel compañía del Torco.

 





    Bajo la escarpada cumbre de Peña Salón el pueblo de Viboli hace ya tiempo que se ha despedido de los efímeros rayos del sol de invierno.  Los escasos hogares que aún permanecen habitados buscan la calidez que el sol les niega en el fuego que de manera ininterrupida consume la leña almacenada durante el verano al abrigo de los hórreos beyuscos.
 En cambio en el Cornión son los últimos rayos de sol los que hacen brotar  fuego de la roca caliza.

 La luna llena se eleva sobre la cumbre de las cumbres de la Canal Vaquera y del Requexón.
 Son las ocho de la tarde pero la intensa luz de la luna lo ilumina todo.
 La temperatura es extraordinariamente agradable permitiéndonos cenar al pie mismo de la cumbre de la cumbre de Peña Salón disfrutando de un espectáculo inigualable.
    Disfrutamos de la conversación, de la  noche, de la luna y de  las escasas estrellas que se dejan ver atenuadas por la intensidad de la luna llena. 
   Por la mañana nos levantamos para  ávidos de más sol, no tarda mucho en iluminar la cumbre del Tiatordos.
   El objetivo está cumplido así que  desmontamos el campamento y nos volvemos satisfechos con lo vivido.

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