Éste invierno está resultando excepcional en cuanto a cantidad de nieve para la práctica de deportes de invierno. Está permitiendo realizar actividades relativamente atípicas y que en los últimos años era complicado realizar por no darse las condiciones necesarias. Varios de los objetivos que teníamos guardados en el baúl de los deseos ya se han hecho realidad y éste fin de semana se nos presentó, sin contar con ello, la oportunidad de realizar una de esas actividades atípicas que atraen a cualquiera: esquiar la sur del Yordas accediendo desde Riaño en Barco. El pronostico meteorológico no era muy alentador, solo una pequeña y dudosa ventana de buen tiempo entre once y dos del medio día, pero una ocasión como ésta no se podía dejar pasar. A las nueve y media de la mañana estábamos desayunando en Riaño con la vista y las esperanzas puestas en que la espesa nube que cubría todo el valle dejando caer un fino e incesante orbayu levantase y nos concediese un pequeño resquicio por el que hacer realidad nuestro sueño.
Llegamos al pantalán y parece que la anunciada ventana comienza hacer acto presencia.
Rápidamente preparamos todos los trastos y caminamos, llenos de emoción, por el pantalán para embarcar.
Ya estamos navegando.... Riaño comienza a alejarse de nuestra vista.
Ahora estamos en manos de Fernando, el capitán del barco turístico de Riaño y al que tenemos que agradecer nos brindase la oportunidad de realizar ésta actividad. El barco realiza paseos turísticos fundamentalmente en la temporada estival pero reuniendo un grupo suficiente se pueden realizar salidas en cualquier época del año. Si alguien está interesado puede echar un vistazo aquí:
El viaje es rápido y directo a la sur del Yordas pero se dejan ver las ramificaciones del embalse que evocan al típico paisaje de los fiordos. Quedamos con ganas de adentrarnos más pero tendrá que ser para otro día, hoy de momento ya tenemos bastante tarea por delante.
El destino de nuestra travesía:
Sin mayor novedad atracamos contra el muro de nieve que cuelga sobre las aguas del embalse y con los esquíes puestos nos bajamos del barco.
Ajustamos las botas y los últimos detalles mientras el barco zarpa para llevar a Paco y Carrio que van con raquetas a la zona de Anciles. Una zona de especial belleza y más apropiada para progresar con las raquetas de nieve.
Comenzamos el ascenso sin poder dejar de echar la vista atrás para disfrutar del extraordinario paisaje que nos rodea.
El ascenso por la Sur es baste directo por no decir que los aproximadamente 800 metros de desnivel que nos separan de la cumbre se salvan a " P.G.", osea, a puro guevu.
Así que subimos poco a poco, manteniendo un ritmo constante ( el tiqui-taca característico de Juan ji ji ji), sin apurarnos y sin cansarnos de intercambiar impresiones acerca del paisaje que nos rodea.
Por delante nuestro llevamos otro grupo de esquiadores leones a los que debemos agradecer el sufrido trabajo que realizaron abriendo huella.
De momento subimos protegidos por un gran espolón de roca que nos quita todo el viento pero un poco más arriba, aproximadamente a mitad de ascenso el viento comienza a soplar con, cada vez, mayor intensidad. Poco a poco la ventana de buen tiempo se va cerrando pero continuamos foqueando hacia la cumbre.
Si alguno no está muy practico en hacer vueltas María está es una actividad ideal para practicar ya que la fuerte pendiente obliga a realizar constantes giros.Estamos a 1800 metros nos quedan solo 164 metros de desnivel para la cumbre pero la ventana se ha cerrado dando un firme golpe a nuestras esperanzas. El aire es cada vez más intenso, la visibilidad casi nula y además incluso a está cota está lloviendo..... no nos queda otra que desistir de la cumbre e iniciar el descenso.
La nieve está en condiciones basante buenas, debajo una capa firme ya asentada y sobre ella unos centímetros de nieve caída en los últimos días que nos permite maniobrar bastante bien. Es nuestra salvación ya que los primeros giros los hacemos casi a ciegas. Cuando terminas los giros apenas sabes para donde está el valle o la ladera y como debes colocar el cuerpo. La lluvia y el vaho empañan las gafas de sol o de ventisca pero sin ellas casi que es peor, así continuamos el descenso confiando en que de mayarla por lo menos estaba blandito.
Afortunadamente en la parte inferior las condiciones de visiblidad mejoran algo aunque debemos pelear con una nieve cada vez más pesada conforme descendemos. Pese a todo ello las condiciones no son del todo malas y bajamos con relativa solvencia, además el paisaje y la actividad que estamos realizando en si misma compensan estás pequeñas anécdotas.
Finalmente llegamos de nuevo al barco sin mayor novedad y sin acordarnos en absoluto de no haber podido pisar la cumbre del Yordas. Estamos más que satisfechos de la actividad que hemos realizado, no se puede tener todo y ya hemos sido bastante afortunados con el pequeño claro que hemos tenido.
Foto Francisco Martin |
Empapados por la lluvia y alguna que otra morrada realizamos el viaje de regreso a un Riaño que conforme avanzamos parece que más se esconde entre la nube que ya no levantará más en todo el día.
Esperoamos volver para intentar hacer cumbre, para recorrer el valle de Anciles, para disfrutar de los paisajes de Riaño y para disfrutar de la compañia, de los que fuimos y de algun@s que por diversos motivos no pudieron ir pero que seguro que se quedaron con las ganas y a los que echamos de menos.
La imaginación al poder !!
ResponderEliminarCastaño,
ResponderEliminarParece que estáis en Noruega! Qué pasada