3 de abril de 2015

PICO SAGRADO CORAZÓN (By SC2)

    Hace días que se aprecia como los rayos del sol se dejan caer  más perpendiculares y  más cálidos sobre nuestras montañas acelerando el deshielo y alimentando de ésta manera un sin fin de torrentereas. Torretenteras  que contribuyen a que los ríos  recobren el mantrico cantar del agua y la espuma jugando con las piedras. En los valles se aprecia como, diariamente, nuevas flores y nuevos colores comienzan a pintar el lienzo, cada vez más policromático, de nuestras praderías. Después de un invierno especialmene severo parece que nuestro cuerpo y mente se dejan llevar en busca de de la calidez de la primavera, por otro lado las altas cumbres aún conservan el magnetismo de la nieve. Es un momento ideal para disfrutar de la nieve sin los rigores del invierno, para recrearnos desde las alturas con un mundo de contrastes: crestas nevadas bajo intensos cielos azules, el gris de la caliza que, iluminada por el sol, poco a poco va ganando terreno a la nieve y valles cada vez más verdes.

Foto: Silvia Castro
    La única condición que nos pone el equinoccio primaveral para aventurarnos en terrenos nevados es: madrugar. En las noches despejadas las bajas temperaturas aún logran mantener la nieve helada, sobre manera en las caras norte. No obstante al medio día el sol logra transformar esa nieve haciendo la progresión un tanto tediosa. Bajo ésta premisa suena el despertador y al asomarte al balcón en el firmamento aún tintinean tenuemente las ultimas estrellas que auguran un día especial. En la montaña madrugar suele ser sinónimo de seguridad y además te permite disfrutar de espectáculos como el que nos encontramos en el Jitu Escarandi mientras nos organizábamos los últimos detalles antes de comenzar la actividad.
 

   Ya hemos cumplido con una parte muy importante de los deberes del día. Con lo que hemos madrugado podemos iniciar la marcha sin prisa, con la tarnquilidad de tener todo el día por delante para disfrutar con los cinco sentidos de todo lo que nos aguarda.
   Pese a haber sido una noche totalmente despejada parece no haber helado excesivamente lo que nos permite iniciar la marcha sin crampones, ayudados por la marcada huella abierta en toda la pista camino del Casetón de Andara.


   Sin embargo a la altura del Casetón las condiciones de la alta montaña se hacen notar y decidimos encarar la empinada y sombría rampa que nos llevará al Collado Trasmacondiú con los crampones puestos.
 
















  Paso a paso vamos ganando altura, también también lo hace el sol y llegando al Collau se levanta el telón de una función que nunca defrauda, que presume de tener unos de los decorados más hermosos de nuestras montañas y por la que ambos convinimos en tener cierta debilidad, la función se titula Picos de Europa.

   Cruzamos las Vegas de Andara donde décadas atrás se asentaba una de las muchas explotaciones mineras de los Picos de Europa. La Sociedad Minera La Providencia explotó éstas montañas hasta 1931 en busca, principalmente, de  blenda acaramelada y calamina de la que se obtenía cinc. La valía de éstos minerales en absoluto podría ser comparada con lo riguroso de las condiciones de vida de aquellas gentes que se veían abocados a ganarse la vida en éstas montañas en busca del mineral atrapado entre las grietas de roca caliza. Hoy día como recuerdo de aquella actividad quedan  cicatrices en forma de pistas, bocaminas y apenas los cimientos de la mayoría de los barracones construidos por las distintas compañias mineras.

Foto: Silvia Castro
 Conforme ascendemos las primeras rampas del Samelar el Macondíu va ganando esbeltez
Ahora es la Rasa la Inagotable la que centra nuestra atención
Foto Silvia Castro

    La pala que asciende al Samelar es bastante empinada y en ocasiones tenemos que abrir huella.

 
Foto: Silvia Castro
    Subimos sin prisa, dejándonos seducir, si es que no lo estábamos ya,  por el paisaje. Es un día para disfrutar, la temperatura muy agradable, una ligera y fría brisa del norte que nos acompaña pero queda muy compensada con la fuerza del sol de Abril.
Foto: Silvia Castro
   El paisaje, las fotografías y sobremanera la conversación hacen que ganemos altura sin casi darnos cuenta.

    Llegando al collado de San Carlos se evidencia la acción del viento. Se dejan ver ya algunas calvas e importantes planchas de hielo sobre las que progresamos con la seguridad de los crampones.





En el collado un nuevo espectáculo se muestra ante nosotros:la canal de San Carlos enmarca Peña Sagra y Alto Campoo.
Foto: Silvia Castro

Nos quedan los últimos metros para llegar a la cumbre del Sagrado Corazón:
Foto: Silvia Castro.
El ambiente es realmente alpino:
Al norte vemos como la Sierra del Cuera hace de barrera a los vientos del norte.
Y finalmente la cumbre...
Foto: Silvia Castro
Foto: Silvia Castro


   Disfrutamos de la cumbre todo el tiempo que queremos mientras nos felicitamos por la actividad que estamos haciendo y las extraordinarias condiciones meteorológicas.  Decidimos inicial el descenso para comer en las Vegas de Andara donde la protección del fondo del valle haga aún más placentera la comida.
Foto: Silvia Castro
   Como habíamos madrugado aún tenemos día suficiente para recrearnos en el descenso.
   Macondíu vuelve a ser el centro de nuestras miradas.
Foto: Silvia Castro
   Al cruzar nuevamente el collado Trasmacondiú vemos como el viento del norte logra rebasar el Cuera y acerca de manera lenta pero constante las nubes.
Foto: Silvia Castro
El avance de las nubes es lo suficientemente lento para permitirnos llegar al coche disfrutando del sol hasta el último paso.
Foto: Silvia Castro
Foto: Silvia Castro
    Habría mucho que contar de éste día y de lo bien que lo pasamos pero creo que se resume en que fue uno de esos días perfectos en los que no se puede pedir nada más, solo poder volver. (SC 2)



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