Un atípico otoño, como el que hemos disfrutado hasta estos días, ha mantenido viva la llama de nuestros sueños mientras caminábamos por las sendas de la caliza, aún cálida y acogedora, de Picos. Nos ha permitido disfrutar de extraordinarias noches estrelladas, noches de en las que que nuestros sueños volaban más allá del reflejo de la luna y la caliza, un otoño que nos permitía hacer un alto en nuestro caminar tendidos sobre un cálido manto de hojas secas que embelesaba nuestra retina con la infinita variedad cromática de los bosques. Mientras tanto el preciso e inmutable reloj de la naturaleza continuaba desplazando sus agujas hacia el inverno.
Nos bajamos del autocar en las proximidades de Les Bedules y, con un poco de pereza, nos vemos obligados a guarecernos bajo la protección de forros, polainas y chaquetas de gore.
Comenzamos el camino con un paso tranquilo, el Recuencu nos observa cubierto por una tenue rociada de nieve, la calidez de la conversación logra contrarrestar el gélido ambiente invernal.
Foto: Siliva Castro. |
A la altura de Bifurcadera nos desviamos de la pista principal para tomar un cómodo camino que nos conducirá al pueblo de Viboli.
El grupo no se ha contagiado de la meteorología reinante y mantiene su paso firme entre fotos y animadas charlas.
El camino es entretenido, algún pequeño obstáculo que salvamos sin mayor problema y pequeños detalles del bosque que tratamos de captar con mayor o menor éxito.
Foto: Silvia Castro. |
Foto: Silvia Castro. |
El pueblo de Viboli es una de las remotas aldeas de Ponga que a duras penas permanecen habitada:
"Un lugar, donde los caminos se acaban al empezar, donde el tiempo dejó nuestras huellas...." (Silvia Castro)
Foto: "Donde habita el Olvido" Silvia Castro. |
Ante la apararición de algunas gotas algunos no tienen reparos en recurrir al paraguas.
Ascendemos la canal de Bodiello, es dura, pero con un paso constante y tranquilo se asciende sin mucho problema.
El final de la canal es muy llamativo, salvamos la peñe por un estrecho seu que me permite tirar un vídeo en que que aparece casi todo el grupo de peñasanter@s
Foto: Silvia Castro |
La salida del seu nos permite ampliar las vistas hacia los verticales murallones que, fruto de la acción erosiva del río Sella, han dado lugar a unos de los desfiladeros más angostos y espectaculares de los Picos de Europa, el desfiladero de los Beyos.
El Frailón, una de las formaciones más representativas de éste desfiladero, nos muestra su aprarentemente inespugnable cara Oeste. La dificultad de la ascensión por ésta cara hace honores a su apariencia. No son muchas las vías que se han abierto en ella y todas ellas de excepcional dificultad. No debemos olvidar que el Grupo Montaña Peñasanta forma parte de la historia de esta pared, Tito y Somoano aperturistas de la vía Sella escribieron las primeras letras de la, no muy dilatada, historia alpinística de esta montaña.
El grupo continúa su avance, la cumbre está más cerca pero es un poco engañosa, aún nos queda que apretar los dientes.
Pero no hay nada que se ponga por delante de éste excepcional grupo de montañer@s
Hemos ganado mucha altura lo cual nos permite disfrutar de una vertiginosa visión del desfiladero de los Beyos, de como el desfiladero se abre dando paso las tierras de Sajambre y de como las nubes envuelven las cumbres de la Cordillera. Pero, de todo ello, lo más escpectacular es el trazado de la carretera
del Pontón. Todo un ejemplo de la audacia de la ingeniería del S.XIX.
Quizás una de las circunstancias que más haya contribuido a modificar el
paisaje y la vida en éstos agrestes parajes. Tradicionalmente la
principal vía de comunicación con la meseta discurría por la los
puertos y zonas altas de Sajambre y Amieva. Este camino es conocido hoy
como Senda del Arcediano en reconocimiento a D. Pedro Diaz de Oseja que en el S. XVII impulsó la conservación y posterior mantenimiento mediante el legado de gran parte de su herencia a éste fin.
Con la construcción de la actual carretera, todo el tránsito y comercio se trasladó al fondo del valle, al desfiladero de los Beyos, dando lugar a la aparición y resurgimiento de las poblaciones asentadas en él. La belleza de estos parajes que recorría ésta nueva vía de comunicación fue algo siempre reconocido por los viajeros. Destacan los elogios del conde de Saint-Saud y Paul Labrouche, dos de las figuras más representativas en la historia de Picos de Eurpa, situando a los Beyos a la altrua de los más conocidos desfiladeros Europeos.
El desfiladero será el final de la jornada de hoy pero aún debemos mirar hacia arriba y recorrer los últimos metros que nos separan de la cumbre de Peña Subes.En medio del paisaje otoñal destaca el colorido fruto de éste Mostajo.
El esfuerzo ha valido la pena y podemos disfrutar de unos efímeros pero reconfortantes rayos de sol en la cumbre.
Foto: Silvia Castro |
Sin mucha demora comenzamos el descenso en busca se un lugar más recogido para reponer fuerzas.
La temperatura nos permite comer sin mayor problema pero en cuanto terminamos el frío atenaza nuestros cuerpos así que sin tiempo para foto reemprendemos el camino hacia Tolivia.
Foto: Silvia Castro. |
En Tolivia parada obligada para visitar su famoso horreo beyusco. Inexplicablemente se mantiene en pie luchando el solo contra el tiempo y el abandono que algún día, a no mucho tardar, terminarán por inclinar sus aún hoy resistentes pegoyos.
Foto: Silvia Castro. |
Nosotros estamos de paso y el único objetivo es recrearnos con el el paisaje.
Ya estamos cansados, próximo al final de la ruta, pero antes de que el Desfiladero de los Beyos nos engulla por completo dedicamos unos segundos a recrearnos con la visión del Frailón. Ahora estamos cara a cara ante él pero se muestra tan inaccesible o más aún que visto desde las alturas.
Poco más nos deparó el día salvo continuar disfrutando de la compañía y conversación de l@s compañer@s.
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