Nos dirigimos a Pandetrave con idea de hacer un circuito por las Peñascifuentes pero cual fue nuestra sorpresa cuando subiendo por el Pontón vemos que la nieve se ha esfumado. En Panderueda más de lo mismo, hacemos la parada de rigor en el puerto pisamos un nevero situado en el área recreativa y chofffff pese a ser las 10 de la noche la nieve se mantiene paposota, no ha endurecido nada, apenas hace frío y el cielo está cubierto con lo que esta noche no helará.
En Posada de Valdeón parece ser que esto de la Semana Santa no llegó ya que apenas hay movimiento así que continuamos ruta rápidamente hasta Pandetrave con las esperanzas un poco mermadas. Al día siguiente por la mañana el paisaje es este:
Dejamos de pensar en la canal de la Chavida pasar a Pedabejo para conformarnos con dar un rápido paseo hasta la Peña Gabanceda antes de que la cosa se pusiese peor.
Es posible que nos desmoraliizásemos un poco más de lo debido viendo los porteos que había que hacer para, por ejemplo, alcanzar la Chavida que era uno de los objetivos del día pero realmente las condiciones de la nieve no estaban para grandes alegrías.
Rápidamente nos aproximamos a la pala de la peña Gabanceda que se ve de momento bastante bien. Disfrutamos de una cómoda subida que nos sorprende con algún capricho fruto de los fuertes vientos de días anteriores, vientos que se han llevado gran cantidad de nieve pero nos dejan curiosidades como esta:
La cumbre aún nos descubre un paisaje de montañas nevadas que esconden unos valles en los que la policromía de las primeras flores primaverales comienza a inundarlo todo. En primer término vemos el Gildar y al fondo Ten y Pileñes, buen par de peñes...
El Canu Cabroneru yel Cornión con la Bermeja en primer término y la Sur de Peñasanta.
La Torre del Friero fiel centinela del macizo central siempre presente nos emplaza para otra ocasión, miramos desde la lejanía su silueta:
A las diez de la mañana realizamos un entretenido descenso, la nieve primavera aún se mantiene en condiciones más que aceptables, my buena esquiada pero vemos que según pasa el tiempo esto se pone impracticable.
No merece la pena estirar mucho más el día así que apuramos lo más posible el descenso por una riega que acaba por cerrarse enseguida. Porteamos un poco los esquis para ganar la ultima pala del día que ya nos dejará en la furgoneta.
Esta pala es un poco más norte así que disfrutamos plenamente de estos últimos giros.
La rutilla al final quedó de esta manera:
