No hay mejor cosa que retomar una actividad para que sea activen antiguos proyectos y afloren nuevas ideas. Así que después de una improvisada entrada a la cueva de Alda en Ortiguero unos días y ya estamos camino de otra cueva. Vamos a la cueva del Tinganón en Llovio.
Es una cueva que algunos ya hemos recorrido hace años pero siempre en época estival. en la cual el curso de agua activo que recorre la cavidad apenas tiene caudal y con pequeñas filigranas de trepa se puede salvar sin mojarse. En esta ocasión esperamos encontrar un poco más de caudal ya que vamos a
realizar la entrada por la boca superior en las proximidades de la
aldea abandona de Peme desde donde se forma un pequeño barranco equipado por Pablo Solares y Jorge Nuñez.
Tras consultar la detallada reseña que aparece en la guía publicada por Pablo Solares, 40 Barrancos de Asturias, esperamos que aunque sin grandes pretensiones este pequeño barranco complete la visita a la cueva del Tinganón ya de por si suficientemente interesante. La actividad requiere un poco de infraestructura ya de dejamos un coche en LLovio, justo debajo del puente de la autovía y en otro nos desplazamos a la cercana población de Santianes donde amenazaremos el ascenso por una pista que en algo menos de una hora nos conduce a Peme.
Al llegar al primer collado desde el que se divisan las construcciones de Peme nos desviamos a la izquierda buscando una senda que nos acerca directamente a la riega. Pese a las lluvias de los últimos días vemos que es caudal es muy escaso, no obstante nos enfundamos los trajes de neopreno con alguna que otra dificultad y penuria ji ji ji.
Nos ponemos en camino río abajo con la esperanza de encontrar algo más de caudal y los rápeles.
Son un total de 6 rápeles, todos ellos muy cortos pero con algo más de agua, dado lo estrecho del cauce se debe poner bastante más guapo.
Como siempre el planteamiento es completamente lúdico, se trata de disfrutar de la actividad, el entorno y la compañía. Incluso nos da tiempo a fijarnos en ésta planta carnívora, la Pinguicula Grandiflora típica en suelos húmedos y con bastante inclinación.
Conforme nos acercamos a la boca de la cueva el cañón se hace un poco más estrecho, es la zona más bonita.
Una pequeña salamandra intentaba reptar por las paredes del barranco de vuelta a las zonas más herbosas de las que seguramente se había caído así que la ayudamos en su ascenso ya que en el fondo del cauce consideramos que pocas posiblidades de supervivencia tendría.
Hasta aquí el barranco, es poca cosa, seguro que con bastante agua la cosa mejora, pero está muy bien para realizar una actividad un poco más larga y completa. Hacemos una pequeña parada para ajustar los frontales ajustar bien los frontales, comer y beber un poco y para adentro !!!La entrada llama la atención por las grandes dimensiones de la bóveda.
Al poco de entrar retomamos nuevamente el curso de agua que nos guía por la gran galería que recorre toda la cueva del Tinganón.
El camino es muy sencillo,continuos destrepes y pozas hacen que el quilómetro escaso de recorrido de la cueva se nos pase en un abrir y cerrar de ojos.
Jürgen encontrándose consigo mismo en las profundidades del Tinganón.
En ésta cueva apenas encontramos formaciones, aunque alguna hay lo que realmente llama constantemente la atención es la altura de quizás 20-30 de la galería durante la mayoría del reocrrido.
Continuamos jugando con las sombras
Salimos de la cueva y el cauce del río aún tiene un par de rápeles instalados pero son de muy poca entidad. El calor que sentimos hace que pongamos la directa para llegar rápido a los coches y quitar el neopreno, aun nos quedan unos 20 minutos de descenso.
Ya casi de vuelta en los coches se ve perfectamente el collado tras el cual se encuentra el baranco y la zona boscosa en la que finaliza la cueva. Las impresiones finales son bastante buenas, la cueva es realmente llamativa y entretenida, el barranco superior aunque muy sencillo y con poco caudal contribuyó a hacer la actividad un poco más larga y variada.