POR LAS UBIÑAS

Desafiando la niebla salimos del Puerto la Cubilla dirección a Casa Mieres y Peña Ubiña pero con más bien poca fe. Una densa niebla iba ascendiendo por la vertiente asturiana y se debatía justo en el límite de la vertiente de aguas entre conquistar el puerto leones o replegarse ante el espléndido día que hasta el momento se disfrutaba en la vertiente sur de la Cordillera.

Si lográsemos dar un pequeño paseo y hacer alguna fotuca de la niebla jugeteando con las montañas sería ya una buena reconpensa viendo como se ponía el día. De momento respetaba y parecía que llegábamos justo ates de que nuestra compañera de juegos nos negase por completo la visión de nuestro inicial objetivo las Ubiñas.

Para nuestra sorpresa descubrimos un autentico jardín botánico. Las camperas rebosaban vida, tanto animal como vegetal, la variedad de flores era abrumadora y además muchas de ellas resultaban una referescante novedad ya que aún tratándose de un macizo calcáreo, relativamente próximo,presenta múltiples diferencias.

Sin darnos cuenta íbamos ascendiendo metros y en un espectacular claro se abrieron ante nosotros las dos Ubiñas, la Grande y la Pequeña y así como los puertos de Retuerto. Llegados ya hasta aquí no dudamos en continuar tentando a la suerte y enfrentarnos a la empinada ladera de Ubiña la Grande .

El dios Eolo continuó protegiéndoos en toda la subida a la cumbre aunque veíamos que en cotas inferiores no había miramiento alguno. La capa de nubes y niebla cada vez era más densa y no tenía ya pinta de levantar. Menos mal que el GPS iba activiado desde la salida y teníamos el track de todo el camino recorrido que sería el miso que debíamos hacer de vuelta.
En la cumbre disfrutamos de un amenazante pero espectacular mar de nubes, comimos el bocata e incluso se oyó algún que otro ronroneo típico de la sobremesa (osea ronquidos).

La bajada como ya esperábamos la hicimos entera entre una espesa niebla que nos obligó a bajar con la nariz pegada a GPS y al mapa.